viernes, mayo 24

Cielos

La cuarta entrega de la tetralogía La sangre de las promesas, Cielos, cierra el universo que Wajdi Mouawad construyó para nosotros. Lo concluye y a la vez lo acota.

Mouwad nos regala, en la breve introducción a Cielos, un planteamiento que funciona, primero,  como justificación, y segundo, como explicación de lo que no es Cielos. Cielos rompe con los principios que rigieron las tres obras que lo precedieron: Litoral, Incendios y Bosques. Retomé un fragmento de la introducción y convertí su negación en afirmación. Donde decía "Cielos no es", yo escribí: "Las tres primeras obras sí son" y ahora se lo comparto a ustedes.


Litoral, Incendios y Bosques sustentan referencias al pasado, a la infancia, a los orígenes de los protagonistas. Son un grupo de actores interpretando cada uno varios personajes. Hacen convivir y dialogar a los vivos con los muertos y fueron pensadas en una relación frontal, no en un contexto escenográfico que integrase a los espectadores en el cuerpo mismo de la representación. Se preocupan por las historias secretas de las familias y colocan en el centro de su relato a un personaje salido de la adolescencia.

¿Cómo es que, si Cielos no fue levantada sobre los mismos pilares que las anteriores, forma parte de la tetralogía? Moauawad responde esta pregunta recurriendo a una analogía con la hipotenusa, "esa diagonal fabulosa que une en su punto más lejano dos segmentos que están ligados en su base por un ángulo recto. Dos seres a quienes todo los separa solo pueden ser unidos por un gesto diagonal, que es el gesto hipotenusa. En ese sentido, el grito de Charlie Eliot John es un grito hipotenusa, puesto que une Cielos a Litoral, Incendios y Bosques". El alarido de Charlie Eliot John cierra una puerta que estuvo abierta catorce años, los que tardó Moauawad en armar a sus personajes, en descubrirles sus heridas y en permitirles sanarlas. A cada uno de ellos lo confrontó con su origen y con las promesas de su sangre: juramentos pendientes, sin fecha de caducidad, esperando durante décadas, pacientes, generación tras generación, un día ser cumplidas.

1 comentario:

Pablo dijo...

Yo no he leído ninguna pero he visto dos puestas en escena, dos catetos para seguir con la metáfora.

Lo que más me gusta de la tetralogía hasta ahora es que al mirar heridas tan específicas de un personaje, consigue hablarme a mí, y no sólo eso sino que me desarma por completo.

Ojalá me prestes los textos.